El Tala o Yuasíhíh, cuyo nombre científico es celtis ehrenbergiana, pertenece a la familia de las Celtidáceas, especie nativa en nuestra zona, junto a otras especies de Celtis nativas.
este árbol es de amplia distribución por los bosques del Chaco y el Espinal del Norte y centro de la Argentina. Su fruto es una Drupa cuya cobertura dura contribuye a proteger el embrión durante el pasaje por el estomago de los animales frugívoros y al madurar es de color anaranjado, dulce y comestible.
Las aves son responsables importantes por la dispersión de sus semillas, también lo consumen mamíferos silvestres como los Zorros y Corzuelas alludando a su propagacion.
Sus ramas flexibles, zigzagueantes y espinosas son utilizadas para la construccion de nidos de aves como el hornero y la cotorra.
Los suelos en los que prospera poseen en general buena capacidad de infiltración de agua y que no se encharquen, además es indicado para restaurar paisajes en sitios donde es originario tal es el caso de las inmediaciones de la rivera de nuestro río Areco posterior a la limpieza realizada respecto del Acacio Negro y como estrategia complementaria de la lucha y control de esta especie invasora.
El Tala posee un crecimiento moderado- rápido y debido a su facilidad para dispersarse promueve el avance de plantas leñosas en lugares en los que se pretenda instalar el bosque nativo evitando la incorporación de plantas exoticas.
Muchas aves se alimentan de los frutos del Tala como el Jilguero Dorado, , el Boyerito, la Cotorra, el Cardenal, el Pepitero de Collar y la Monterita de cabeza negra.
Los impactos realizados sobre el ambiente natural deben ser mitigados en función 
de reestablecer aquellas condiciones originales del mismo.
Por otro lado uno de los impactos que generalmente no se tiene en cuenta es el cultural ya que las sociedades humanas son constructos que se han ido modelando a partir de las percepciones que ha tenido respecto del ambiente en el que le toco o eligió vivir, al punto tal que cuando modifica ese mismo ambiente en función de diversos intereses va perdiendo en el proceso la esencia primera que le dio origen , perdiendo además ,en muchos casos el rumbo ante la falta de identidad, recibida no solo de quienes le antecedieron sino también de su propio entorno natural. Cuando leemos a Darwin y su descripción de nuestras tierras, hoy nos parecen tan ajenas que nos es costoso imaginar nuestras propias raíces naturales.
